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La apertura del evento fue demasiado puntual. A las 20 horas, en el bar La Paz se podía ver un collage de cámaras, periodistas, gente que no sabía muy bien qué estaba haciendo allí y obviamente, las figuras públicas. A través del vidrio de la confitería y, obviamente, del lado de afuera era posible divisar al “Lic.” Jorge Telerman (actual jefe de Gobierno porteño), Enrique Rodríguez (ministro de Producción), Stella Puente (subsecretaria de Industrias Culturales) y un batallón de escritores, como ser Felipe Pigna, Ana María Shúa y Alicia Dujovne Ortiz. Ahora, ¿cómo es posible que yo sepa todo esto si los muy gentiles muchachos de la puerta no me dejaron acceder al recinto? Muy simple, acosé a un periodista de TN que ya había terminado su cobertura para que me facilitara información acerca del acto y terminó regalándome demasiado material. Agradezco a él.
Así que, con más de la mitad del proceso completo, únicamente me faltaba sumergirme en las librerías. Honestamente, pensamos que iba a ser más fácil. Había gente por doquier, mucha gente, pero había una diferencia con respecto a los habituales abarrotamientos que solemos encontrar circundando el centro porteño. Ellos que matemáticamente ya no cabían en el espacio geográfico estaban felices. Iban y venían, de librería en librería comentando que habían visto a la que contaba cuentos por allá o que un personaje circense en zancos les había dado un poema. En fin, daba placer verlos sentir placer por la lectura y la cultura.
A eso de las 21 horas y seguida por una amiga y una muy internacional acompañante nos adentramos en la Librería Hernández. Estaba iniciando un homenaje a Rodolfo Walsh, a los 30 años de su homicidio. Hablaron Mario Goloboff (escritor), Eduardo Jozami (también escritor), Victoria Ginzberg (periodista) y una diputada cuyo nombre sinceramente no recuerdo. Como todo conjunto de opiniones de diversos individuos, hubo cosas altamente rescatables y otras que todavía no puedo entender a qué caso venían. Casi una hora más tarde nos levantamos de nuestro asientos conformes (o por lo menos yo), algo pensativa y con ganas de seguir el programa que me había cedido el amable señor periodista.
Y de ahí en más pasó todo muy rápido. Librerías, artistas, música y stands entre los cuales estaban los de la Dirección de la Juventud, Librería de las Mujeres, Revista Caras y Caretas y la editorial de las Madres de Plaza de Mayo. Nos dirigimos a Zival´s a ver “Literatura en las Tinieblas”, relatado por el escritor Alberto Laiseca. Puedo decir que sólo escuché uno de los dos cuentos que contó pero me bastó. Es más, me encantó.
Salimos a Callao y Corrientes y vimos humo. Había olor a quemado pero, haciendo oídos sordos al impulso que me gritaba “¡andá a ver qué se quema.. preguntale a alguien.. hacé algo!”, me di media vuelta y, ahora acompañada por otro amigo, me dirigí al escenario principal. Terminaba. Escuchamos el cierre a cargo de Me Darás Mil Hijos, una banda que no conocía pero reconocí sonaban bien. Así nos fuimos caminando por una Corrientes peatonal, inédita. Con la decadencia que se presenta cuando todo gran evento finaliza.
1 comentario:
Mery, muy buena la nota y la temática más, ya sabes que adoro la literatura, asi que estoy a favor de todo proyecto que tienda a impulsar el ambito de lectura. Además aparezco implicito en el texto, ajjaa, así que mejor todavía.
Estamos en una sociedad que tiende a la abstracción y muere la creatividad, la capacidad asociativa y por ende la refexión. Asi que hay que retomar la vieja costumbre de leer.
Ahh y con respecto a la noche, a esta ciudad que nunca durme, ¿qué decir? La bohemia, es el lugar donde los sueños entran en juego, y se mezcla lo mágico y lo irreal, escapandose de la tediosa realidad.
Besos...
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